Cómo gestionar la empresa con los terremotos del mercado

Por José CarrascoFundador de Fersay y Azelera Formación

Saber gestionar nuestras pequeñas y medianas empresas ahora nada tiene que ver con la relativa estabilidad de hace unos pocos años. Actualmente, los mercados se encuentran en un continuo terremoto, tanto en el plano económico, como social y cultural, donde todo se está poniendo patas arriba.

Estamos asistiendo a cambios tan profundos que no estábamos preparados para asimilarlos; cosas que en la vieja Europa dábamos como seguras, ya no lo son, como por ejemplo, perder parte de las pensiones y el cobro del paro (Grecia) o despidos de miles de funcionarios (Grecia o Reino Unido), así como la salida de Europa de los ingleses y los sustos en las últimas elecciones de Holanda y Francia, donde había gente dispuesta a abandonar la Comunidad Europea.

La profunda crisis que vive Europa y su modelo de estado de bienestar privilegiado en el mundo (por algo todo el mundo de los países pobres quiere venir aquí) ya no se sostiene y todos estamos preocupados ante la enorme deuda de España y la bancarrota de la seguridad social que pone en peligro las pensiones futuras (salvo las de los políticos), pero además a corto plazo.

Los continuos ataques terroristas en Europa y la debilidad económica por falta de competitividad ante China o Estados Unidos acaban por provocar todavía más incertidumbre.

Crece el empleo en España, pero bajan los precios y márgenes de las empresas, por lo que los salarios no pueden ser todo lo buenos que deberían. Y, además, en España sigue creciendo la deuda pública, lo que supone subidas de impuestos a la parte privada, lo que a su vez deja menos recursos para el consumo y reduce la clase media.

Y a todo esto hay que añadir la competencia online y nuevos formatos de empresas tecnológicas, que ponen en peligro el mundo económico tradicional tal y como lo conocíamos hasta hoy.

Y también está prevista la creación de robots y el desarrollo de la inteligencia artificial que dejará  más parados y unos pocos empleos bien remunerados de los que sacan adelante estas tecnologías, lo que provocará más desigualdades en la sociedad.

Pero la historia de la humanidad demuestra que, después de toda revolución, hay una adaptación de una parte importante de la sociedad y otra parte que inevitablemente desaparece como empresa, al no haberse adaptado a las necesidades nuevas de la mayor parte de la sociedad.

Las estructuras de las empresas deben revisarse y adecuarse eliminando todo aquello que no genere valor real y actual al mercado. Es obvio que debemos ofrecer el máximo a nuestros clientes y sin grandes costes, lo que significa posiblemente trabajar más y mejor y esto es un paso atrás en la mentalidad europea de lo entendemos por progreso.

Veníamos de estar acostumbrados a pensar y trabajar de una forma muy definida y concreta que ya no sirve y hay que renovar o sustituir o incluso eliminar y eso no es fácil, pero si conveniente.

Y no se trata solo del entorno digital, que es una parte importante del cambio radical, sino de replantearnos nuevas estrategias y nuevos modos de llegar al cliente para poder competir a base de cambios internos que todo nuestro equipo debe asimilar.

Y aquí aparece otro problema, ya que los mensajes que recibimos ahora en la sociedad son contradictorios con la nueva situación real del mercado y no facilitan la comprensión de las personas al nuevo entorno. Parece que algunos, como ven seguro lo suyo, se niegan a admitir la nueva realidad y la nueva dirección hacia la que va el mundo.

Por eso, una de las claves al gestionar nuestras empresas debe ser una comunicación interna muy potente, para que nuestro equipo se dé cuenta de la cruda realidad con la que nos toca vivir y solo así nos adaptaremos al mercado y podremos seguir compitiendo.

Lo que perjudica gravemente a las pymes son aquellos que siguen negando la realidad solo porque no les conviene individualmente, los que quieren seguir en la comodidad, los que tienen pereza y miedo a tocar las estructuras y filosofía de sus empresas.

Pero si tratamos de ser realistas sabiendo tener una visión global (lo local ya no sirve como referencia) y persiguiendo las tendencias que puedan instalarse en nuestros mercados, podremos convencer a nuestra gente de que tenemos que diseñar nuestra empresa de nuevo para un entorno completamente diferente y quizás a corto plazo más duro para todos, pero el reto merece la pena, porque supondrá situarnos en el mercado con otro foco, otra identidad y otra imagen y eso hará que nuestra marca brille con luz propia.

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Mercado Continuo
Mercado Continuo
06/12/2017 18:57

Es una buena visión del clima actual que vive Europa con la crisis, también a tener en cuenta los cambios de gobierno que se puedan experimentar, con gobiernos populistas que paralicen el desarrollo de las empresas.

Jesús Ortiz
Jesús Ortiz
26/06/2017 17:24

Esto ha pasado siempre, se acuerda de los pequeños ultramarinos, hay gente que ahora tiene 30 años y no sabe lo que eran. Vinieron los supermercados y les pasó lo mismo con las grandes superficies y las grandes superficies están temblando con los grandes de la venta online y así sucesivamente.El problema es que antes había dos vendiendo un clavo y ahora hay treinta mil. Reinventarse con este panorama es difícil, unos dicen que la especialización, otros que si online, está todo inventado y no cabemos todos. La única posibilidad es el servicio, mientras llegan los robots.
Un saludo Jesús Ortiz

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