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Las perversas consecuencias de la cámara de eco

Por Javier BarrioDirector comercial del área de Ferretería y Bricolaje

En los medios de comunicación la cámara de eco es una descripción metafórica de una situación donde las creencias adquiridas son reforzadas y amplificadas dentro de un sistema cerrado y autosuficiente. Internet y las RRSS han venido a potenciar sin remedio esta nefasta afición.
El luxemburgués Ranga Yogeshwar es un gran conocedor de los cambios a los que nos abocan las innovaciones digitales y, como físico y divulgador de prestigio comprometido, nos recuerda las consecuencias morales y políticas de la dictadura de la red en una reciente entrevista. Es uno más de los que, hace una década, creyeron que el acceso a las autopistas del conocimiento y la participación de los individuos en el intercambio mejoraría el equilibrio económico Norte – Sur y permitiría una sociedad más informada, cohesionada y libre. Todos han reconocido su error.

Las compañías de seguros médicos comienzan a utilizar los datos de ejercicio diario que dejas en tu móvil para dar, o no, de alta tu póliza y ponerle precio

Utilizamos las RRSS como clúster de comportamiento en los que evitamos escuchar los mensajes divergentes, aquellos pensamientos que llegan de quienes no sean nuestros iguales: los que no pertenecen a nuestro equipo de fútbol, a nuestra opción política o aquellos que se interesan por aficiones o gustos que no son los nuestros. Si además sigues la tendencia de informarte exclusivamente a golpe de clic, es evidente que las posibilidades de recibir datos que te ayuden a manejarte en una realidad compleja son ínfimas.

El capital de información que, casi siempre, por vanidad le estamos cediendo gratis a las multinacionales del comportamiento hace las veces de gran secreto industrial de nuestra era. Amazon, Google, Facebook, Apple y el resto de los hacedores del mañana saben de este jugoso mercado y no quieren compartirlo con la competencia. Las compañías de seguros médicos comienzan a utilizar los datos de ejercicio diario que dejas en tu móvil para dar, o no, de alta tu póliza y ponerle precio. Es solo un ejemplo de hacia dónde vamos.
En los sesenta Dylan aseguraba que las respuestas estaban en el viento. Nada ha cambiado; siguen difusas en esa galerna perfecta que representan las RRSS, el Big Data y los intereses de las multinacionales del comportamiento. Desde luego no están a la vuelta de un clic. Desintoxicación digital YA.
Un restaurante en Valencia: Ciro.

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