Los primeros meses de todos los años, según se acerca la primavera, incluyen, sin falta, las presentaciones y lanzamientos de las principales marcas de pintura. Me ha tocado estar en la de Akzo Nobel y en la de Titán. Ésta última, muy intensa porque, además de los nuevos lanzamientos, incluía la presentación de Daniel Llinás –nuevo director general- y el desarrollo de toda una renovada estrategia de marketing. Durante el tiempo ocupado por Eusebio Gómez volvió a surgir la controversia acerca del peso que tendrán en el futuro los productos con base disolvente. ¿Acrílico o sintético?
Como bien sabéis y, desde hace varios años, desde C de Comunicación nos hemos acercado al cliente final con Handfie, plataforma multicanal para los aficionados al bricolaje y la decoración. Los eventos que realizamos con Handfie –talleres, ferias, demostraciones, etc.- nos descubren un público insospechado desde la perspectiva más dura de nuestro sector. Me refiero a esa alianza, más o menos explícita, entre fabricantes/proveedores y vendedores/prescriptores que apenas tiene en cuenta las preferencias de un usuario final que apuesta, sin duda, por la preservación del planeta. El consumidor final que llega para quedarse no va a dejar que los profesionales de ningún mercado les impongan productos sospechosos de deslealtad con la naturaleza. Hasta ahora, en las ventas la inercia, la comodidad y el precio han seguido sosteniendo gamas de pinturas agresivas con el entorno. Soy consciente de que la normativa europea empuja a los fabricantes a crear productos más amables con el ecosistema; aún así los nuevos consumidores quieren que esta dinámica se acelere. A partir de ya esto va a cambiar y será el consumidor final el que decida qué pintura utiliza en su casa. Optará por la que sea más fácil de aplicar y limpiar y la que esté libre de olores y toxicidad. Mi consejo para las marcas es que inviertan más recursos en restringir la utilización de disolventes en la pintura y traten de extender sus virtudes a la gran mayoría de los productos.
Estoy convencido de que la marca que apueste por el planeta ganará por goleada a sus competidoras en el plazo medio; las ventas que perderá dando la espalda a los pintores más inmovilistas, al principio, se convertirán en pingües beneficios en el largo recorrido.
El paso no lo marca la normativa europea sino las preferencias del consumidor. Especialmente si nos referimos al entorno doméstico. Apuesten por el acrílico; podemos prescindir de los brillos.
Un argentino como recomendación para esta semana. Todo Pasa. Por supuesto de carne. En Barcelona.
Salvador Mesas
Grupo cevik ( Distribuidor España y Portugal Wagner)
Las turbinas Wagner están enfocadas a pinturas acrílicas cuando hablamos con la marca pidiendo maquinas para pinturas base disolvente siempre nos dicen lo mismo”las normativas y el futuro está en base acrílica”.
Yo no sé dónde va el futuro, pero el presente es que cada vez los lineales hay más opciones en acrilico…
Muy buena reflexión Javier. Contesto por alusiones a Handfie.
Nuestra experiencia no deja lugar a dudas con la pregunta que planteas. Cuando se trata de usuarios finales que buscan pintura para pintar ellos mismos, la pregunta típica es la siguiente: “Será pintura al agua, ¿verdad?”.
La pintura al disolvente entre el usuario final tiene muy mala fama: malos olores, tóxica, no apta para niños, contaminante, más complicada de limpiar, etc. Al revés, todo el mundo solicita pinturas al agua, sin residuos, ecológica, que no huela mal y puedan quedarse en casa tras pintar.
Yo no tengo suficiente conocimiento para enumerar las bondades de una o de otra, pero en Handfie tratamos con el usuario final tanto en ferias y talleres como a través de nuestras redes sociales y web, lo cual nos da mucha información de lo que quieren los usuarios. Nunca en 2 años hemos escuchado que alguien prefiera la pintura al disolvente que la pintura al agua. Por algo será.