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Bulb Fiction y el Cártel Phoebus

En uno de esos tiempos muertos de Navidad me encontré en La 2 con un documental tan interesante como anómalo, de esos que van contracorriente. Es del director austríaco Christoph Mayr y siembra serias dudas sobre la decisión europea de acabar con la bombilla incandescente. Es más fácil de encontrar en youtube por lo que les dejo el enlace https://www.youtube.com/watch?v=z9uAOsKQceY.  Mayr ha reciclado el título de la película de Tarantino para disparar datos contra lo que se nos ha vendido desde la Unión Europea como una máxima irrefutable: debíamos acabar con las incandescentes por su nula eficiencia energética y cambiarlas por modelos de bajo consumo aunque contuvieran en su interior hasta 5 mg del tóxico mercurio. Les recomiendo encarecidamente que le dediquen una hora al programa pero para abrirles el apetito les voy a adelantar algunos contenidos.La bombilla que inventó Edison en 1881 estaba preparada para durar 15.000 horas; algunas patentes llegaron a conseguir elevar el rendimiento a finales del siglo pasado hasta las 150.000 horas. En 1924 el cártel ilegal Phoebus integrado, entre otras empresas, por Osram, Philips y General Electric, acordaron reducir la vida útil de las bombillas a 1.000 horas. Ya se sabe que el libre mercado está bien pero, mejor, con las cartas marcadas.

La contaminación por mercurio y sus secuelas en los humanos está reconocida por la ONU desde 1953. En 2009 los gobiernos obligaron a retirar de los hogares todos los dispositivos que tuvieran mercurio con una excepción: la lámpara fluorescente compacta de bajo consumo. Vamos que nos obligaron a tirar los termómetros para luego colocarnos la dosis de mercurio en las lámparas. El Parlamento Europeo no llegó a votar la prohibición de los modelos incandescentes porque si no existe un veto que provenga de algunos de los actores del Comité de Expertos la decisión final recae en el propio Comité. Del mismo formaban parte Osram y Philips. Igual que el sector bancario, el sector de la iluminación trata de influir en los consumidores pero también en los legisladores.

La actuación de Greenpeace también queda en entredicho. Encargaron estudios independientes que luego enterraron; prefirieron centrarse en el ahorro energético que en la salud del entorno doméstico o en el deterioro del planeta a medio plazo.  La normativa del 2009 redujo la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera en 15 millones de toneladas/año; exactamente un 0,4% del total.  Cantidad ínfima si tenemos en cuenta que las emisiones de China superan los 5.000 millones de toneladas/año y no paran de crecer. Además la dificultad del reciclaje de estos productos tampoco juega a favor. El 80 % de las bombillas de bajo consumo no se reciclan correctamente y el mercurio acaba en la atmósfera o en los acuíferos.

Como no he tenido la suerte en estos días de comer en ningún restaurante que merezca ser recomendado les dejo el enlace del Gastrofestival que se celebra en Madrid hasta el 7 de febrero. Muy buenos restaurantes a precios asequibles.

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Fernando Pajuelo
Fernando Pajuelo
28/01/2016 11:01

Buena recomendación que complementa al otro gran documental sobre la obsolescencia programada:

http://www.rtve.es/alacarta/videos/el-documental/documental-comprar-tirar-comprar/1382261/

El beneficio económico para grandes corporaciones está en todos los sectores, además del que propones con las bombillas, por ejemplo teléfonos móviles, televisores, vehículos y hasta medicamentos.

Un saludo.

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