En la última mesa redonda que hemos organizado en C de Comunicación participó Fernando Martín, director general de Catral Export. Se declaró un bricolador experto y, entre sus logros en tiempo de ocio, mencionó haberse construido una casa de dos plantas. Fontanería, electricidad, carpintería, todo lo que conlleva la edificación de una vivienda. ¡Casi nada! Hace unos días acudí a mi ferretería con un fluorescente de mi cocina; cada vez tardaba más en encenderse y, en los últimos tiempos, entre que le daba al interruptor y acudía la luz, me daba tiempo a encender el ordenador y leerme el editorial. Empujado por el hartazgo de la familia arrebaté el tubo al techo del inmueble y me personé, cual Obi-Wan Kenobi, frente al prescriptor del barrio. Comprobó que el ingenio funcionaba y me preguntó cuál era el problema; cuando le hablé del compás de espera pronunció la palabra cebador. “Hay que cambiarlo cada 2/3 reposiciones” Llevo en esta casa 13 años y era la primera vez que oía la palabra. Pregunté si tenía que acudir a un instalador eléctrico para la sustitución y se me quedó mirando pasmado. Siguiendo sus directrices realicé el cambio y la luz ha vuelto a mi recetario. Fernando Martín y Javier Barrio contamos con el mismo ADN, somos de la misma especie pero, en materia de bricolaje, él es un entusiasta aventajado y yo un inepto despreocupado. Entre estos dos perfiles, entre el blanco y el negro, existe una multitud de grises y, gracias al cielo, un gran margen de mejora. En España me atrevo a decir que la mayoría se parece más a mí que a Fernando Martín. Conseguir que este colectivo informe eleve su gasto en ferretería y bricolaje un 10% es más que factible utilizando con alegría los mass media; los recursos utilizados se amortizarían rápidamente. ¿Para cuándo un buen programa de bricolaje en una televisión con cobertura nacional y en un horario decente? ¿Cómo puede ser que un alemán gaste cuatro veces más en este concepto que un español, en tiempos de crisis y con una mayoría de propietarios frente a los alquiladores del norte de Europa? Esta reflexión es de Fernando. Hay que alentar la reforma; ¡qué mejor inversión que apostar por la comodidad en el hogar y, a la vez, revalorizar la vivienda propia!. Canal tradicional y moderno, fabricantes y distribuidores, asociaciones, cooperativas, grupos de compra… todos deberían participar en la producción del programa.
En cuanto a mí, prometo ponerme las pilas aunque sufra mi colección de engendros de Ikea. Les explico; yo compro los muebles donde la mayoría de ustedes pero mis acabados son inéditos; ese embellecedor que se queda castigado mirando a la pared; ese tornillo a la vista, ese espejo que nos devuelve el torso que no el rostro, la silla de oficina convertida en hamaca. Lo dicho mobiliario de colección limitada. A mi mujer no le hace tanta gracia el museo pero, de esta manera, consigo espaciar mis visitas al gigante de la decoración sueco.
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Desde luego no puedo estar más de acuerdo con Alfonso, en el mundo del bricolaje no hay programa informático que valga, aquí es prueba y error, aprender a base de experiencia, fallos y soluciones. Saludos.
¿Programas de bricolage? !No, por favor¡
Quien quiera aprender a poner un tornillo, que nos compre un destornillador, un tornillo, un taco de madera y practique. Y si no sabe, que nos pregunte, que para eso estamos. Pero que no lo vea en la tele…. que después creemos que por decir “tirafondear” ya somos carpinteros.
Muy bueno lo tuyo Obi-Wan-Kebobi. Aún me estoy riendo…
El cambio de país de orígen de Ikea demuestra fehacientemente mi desorientación en este asunto. ¡¡SUECO!!.
Ikea es sueco no noruego! 😉