¡Hola a todos! Vengo con las pilas cargadas después de unas vacaciones de Navidad intensas en descanso y en diversión con amigos y familia. Como actividad más relevante -amén de las decenas de comidas y cenas navideñas-, mi pareja y yo elegimos Lisboa para pasar los primeros días del 2018. Pero no vengo a hablar de mis vacaciones. De lo que quiero hablar en este post es de la transformación digital de la Iglesia.
He repetido en sucesivos posts que la transformación digital es una cuestión de personas. Se trata de cubrir necesidades reales que las personas demandan, con los medios y canales que utilizan. La tecnología, sí, es un medio muy importante para llevar a cabo un proceso de transformación digital, pero combinada con experiencia de usuario. Esto implica localizar a tus clientes, identificar dónde están tus oportunidades y trazarles el camino a unos y a otras para que se acerquen a tus objetivos de negocio.
Pues bien, la Iglesia, experta a lo largo de la historia en dirigir las almas, no ha perdido la oportunidad de subirse al tren de la transformación digital. Ha entendido que si quiere seguir sumando fieles y conquistar a los más jóvenes, debe hablar su lenguaje.
El Papa Francisco es un influencer
Creo que no hay duda de que, más allá de las afinidades ideológicas y religiosas de cada uno, el Papa Francisco está logrando modernizar la Iglesia. Con su lenguaje cercano, sin pelos en la lengua y con transparencia, menos de 5 años de papado le han servido para convertirse en un referente de la sociedad. Menos de 1 año como Papa le bastó para ser nombrado ‘persona del año’ por la revista Time.
Es más directo que ningún otro portavoz de la Iglesia cuando condena los horrorosos casos de pederastia dentro de la Institución; critica sin complejos los excesos del capitalismo del que se beneficia la propia Iglesia; exige democracia en los países donde no la hay; predica con el ejemplo renunciando al lujoso apartamento pontificio y se aloja en un pequeño apartamento en la austera Residencia de Santa Marta; se acerca a los jóvenes profundizando en los temas que les preocupan como el trabajo precario y el medioambiente; y un largo etcétera.
Más de 40 millones de seguidores en Twitter
Todas las acciones que he enumerado anteriormente son el principal factor de lo que está consiguiendo este Papa: una repercusión positiva en todo el mundo; modernización en la visión del mundo que transmite la Iglesia; aumento de fieles, incluyendo a muchos jóvenes; hasta haberse convertido en el líder espiritual y político que es hoy. No obstante, el resultado sería muy distinto si el Papa no reuniese entre sus perfiles de Twitter más de 40 millones de seguidores. Desde poco después que fuera nombrado máximo representante de la Iglesia, cada día y generalmente a última hora de la mañana, publica reflexiones espirituales o comenta temas de actualidad a través de las cuentas en 9 idiomas (español, inglés, italiano, francés, portugués, alemán, polaco, árabe y latín) que tiene en Twitter.
No satisfecho con Twitter, en 2016 empezó también a publicar en Instagram a través de la cuenta @franciscus. Evidentemente, alguien lo hará por él, pero si la transformación digital consiste en entender las necesidades y formas de comunicar de tu público objetivo, las fotos que se publican a través de su cuenta de Instagram son perfectas para que la Iglesia consiga sus retos. En poco más de año y medio que lleva la cuenta abierta, suma ya más de 5 millones de seguidores. Para poder valorar la importancia que el propio Papa le otorga a Internet y a las redes sociales, es que en algunas de sus intervenciones se ha referido a ellas como ‘un regalo de Dios‘.
Mi amigo y compañero de blog Javier Esteban, publicó hace unos meses un post que se titulaba ‘Se buscan capitanes‘. En él sugería que, en esta era de cambios profundos principalmente provocados por lo digital, se necesitan líderes que se pongan al frente de las empresas y marquen el rumbo de los nuevos tiempos. Desde mi punto de vista, el Papa Francisco es un líder ejemplo de una empresa que sufre como la que más los cambios de la transformación digital. Más si cabe, siendo percibida la Iglesia Católica como una institución anticuada y grandísima, a la que tradicionalmente le cuesta cambiar.
Un nuevo modelo de negocio para las iglesias
Terminando mi artículo, vuelvo a mi viaje de Lisboa. Entraba a la iglesia de ‘Santa Justa e Rufina’, conocida como igreja da São Domingos, cuando a mano izquierda me encontré un roll up que anunciaba lo siguiente. Candla, la aplicación móvil que te permite encender una vela real cuando no estás en tu iglesia o santuario.
Me quedé con los ojos como platos. Por fin, la transformación digital había llegado a las iglesias.
Para terminar, mi alegato final. Queridos ferreteros, directores generales, directores de departamentos y demás lectores con responsabilidades en vuestras empresas, para abrazar la transformación digital, debéis liderar e impulsar, ser influencers hacia fuera y dentro de vuestras propias organizaciones. De esa forma, lo que podía ser inimaginable -que se invente un nuevo modelo de negocio para generar ingresos en las iglesias mediante el encendido de velas desde casa con una app móvil lo era-, podrá convertirse incluso en una nueva vía de ingresos para vuestras empresas.
