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A mí que me lleve Uber… pero con cuidado

A la vuelta de la Semana de Pasión, nos encontramos con los datos anuales de accidentes y fallecidos en nuestras carreteras. Son 30 en total, siete más que el año pasado. Pero voy a detenerme en el caso ocurrido hace unos días en Arizona. Cuando un vehículo autónomo de Uber en pruebas acababa con la vida de Elaine, una mujer “sintecho” de 49 años que vagabundeaba de noche por dónde no debía.

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Estoy convencido que los problemas del tráfico acabarán por pasar a la Historia. Y que la conducción autónoma tomará el completo control del vehículo hasta poder manejarse sin conductor. En este sentido, el fabricante Tesla es el que más rápidamente se está adaptando a las nuevas normativas de circulación. Pero también es necesario plantear un marco ético que regule responsabilidades y los códigos de actuación.

Estos vehículos están provistos de cámaras de vídeo, radares y sensores que captan y monitorizan el entorno de 360º. Luego crean una imagen digital a tiempo real de la carretera que se contrasta vía GPS. Y toda esta información recopilada se envía a los diferentes sistemas de asistencia en conducción para que ejecuten la orden correcta.

Pero, ¿qué ha podido fallar en el primer accidente fatídico protagonizado por el Volvo autónomo (que no sin conductor)?. El fabricante y la propia policía son los primeros en querer dilucidar culpabilidades. Se han revisado las grabaciones realizas y la mujer irrumpió repentinamente, en la oscuridad y por un lugar indebido. El supuesto conductor de seguridad tampoco pudo hacer nada para evitar el choque, aunque parecía que en el instante de la colisión estaba mirando su móvil. Aun así el caso se ha cerrado y la empresa Uber ha alcanzado un acuerdo con la familia de la fallecida.

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Los coches autónomos deben seguir aprendiendo, y mientras serán vigilados por unos probadores sin apenas formación pero con demasiada responsabilidad. Ralf Speth, CEO de Jaguar Land Rover, ha vaticinado que en un plazo de 10 años estos vehículos se construirán ya con el nivel más elevado de conducción autónoma. La máquina toma el control integro, con intención de alcanzar la seguridad total. El ser humano será un mero pasajero y el vehículo autónomo se ocupará de todos los desplazamientos, sean laterales o longitudinales. Estará preparado para cualquier eventualidad.

Los coches autónomos seguirán teniendo conductores

Pero el directivo también afirma que habrá cambios en la conducción, y que no se parecerá a la actual. La figura del conductor no desaparece, sino que alternará periodos en los que delegue la conducción para leer el periódico o ver su móvil, con otros en que retomará el control.

Algo similar a lo que se ve en el vídeo de la cámara interior del empleado que vigilaba la fatídica prueba de Uber. Así que por lo menos, seguiremos contando por muchos años más con la caridad de los conductores como asistencia en carretera, ante la eventualidad de posibles choques.

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