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La culpa (de lo de la nevada) fue del chachachá

Por Aitor Peña

… si fue del chachachá. Sus Majestades los Reyes Magos nos regalaron nieve para el día de la Epifanía. Era la deseada agua que paliaría la sequía sufrida por un país en llamas. Y menuda se organizó al son de la nevada en la AP-6 próxima a Madrid,  donde familias enteras quedaron atrapadas hasta 18 horas en un monumental atasco.

A ritmo cubano se buscaban responsables, como si de una Orquesta se tratase: Gregorio Serrano (director de DGT) acudía al derbi sevillano con su amigo Juan Ignacio Zoido, a la par Ministro de Interior. El gallego de Rajoy seguía sin dar explicaciones (ni siquiera por plasma), y su responsable de la cartera de Fomento no comparecía. El ritmo sigue in crescendo cuando la concesionaria de la autopista  cobra el peaje de los conductores encerrados, la señalización luminosa es insuficiente, la AEMET minimiza la tormenta, a las quitanieves se les acaba la sal y el Ejército interviene con retraso… sí, la culpa fue del chachachá.

A modo de corolario, el Defensor del Pueblo inicia investigaciones, las Fuerzas de Seguridad del Estado se indignan y la oposición política tilda a los gobernantes de improvisación y falta de criterio. En mi opinión no comparto sacar rédito de unos conductores atascados en la gélida ratonera. Pero lo cierto es que tal desatino de actuaciones desembocó en el primer caos circulatorio del año. ¡Y llevábamos 6 días!

Tampoco voy a sumarme a la DGT que culpa a los conductores, pero, desde Cuadernos de Neumáticos ya aportamos soluciones desde hacía tiempo:

  • Llevar cadenas y aprender a ponerlas (que aunque han mejorado, su mecanismo es cierto que nunca ha sido fácil)
  • O más eficiente, montar neumáticos de invierno (copiemos a los vecinos del Norte)

Porque, además de planificar tu viaje y mantenerse atentos a los luminosos, como conductor tienes la obligación de echar un vistazo a un elemento tan importante como es el neumático. Si no quieres verte atrapado con un kit antinevadas de Tráfico (más cercano a una maleta de supervivencia para militares) ocupando tu maletero. O tener que encender el motor para templar a los acompañantes a punto de congelación durante el atasco.

Claro, que con tanto motor al ralentí, se podría tratar de otro experimento para testar emisiones contaminantes. Ya se ha obligado a respirar gases a monos y estudiantes alemanes, pero puede interesar determinar qué le ocurre al españolito medio. Señores fabricantes ¡que se trata de reducir emisiones y no de demostrar que no son nocivas! La que han liado los Reyes Magos entre la nevada y emisiones de NO2, quizás no nos hayamos portado tan bien como creemos.

… la culpa fue del chachachá por la más pura casualidad…

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